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Intersección FFI y ODS

El vínculo entre la lucha contra los flujos financieros ilícitos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas se denomina la intersección entre FFI-ODS. Las conexiones entre la lucha contra los flujos financieros ilícitos y el desarrollo sostenible son complejas y multifacéticas, pero cada vez se reconocen más como fundamentales para lograr la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

Flujos financieros ilícitos resultantes de diferentes fuentes, como la corrupción, el crimen organizado y otros delitos impulsados por el lucro, pueden agotar los recursos económicos de una nación y representar una amenaza para su seguridad. Los países de ingresos bajos y medios a menudo se ven afectados de manera desproporcionada por estos efectos devastadores. Sin embargo, la amenaza de los flujos financieros ilícitos trasciende las fronteras de los países individuales. Estos flujos representan un riesgo significativo para la integridad de todo el sistema financiero global.

Para combatir este desafío complejo, es necesario adoptar prácticas sólidas de gobernanza, mejorar las regulaciones financieras y asegurar la transparencia. Al hacerlo, los recursos pueden asignarse y utilizarse de manera efectiva en apoyo al desarrollo sostenible, al tiempo que se mantienen los principios de buena gobernanza. Es por eso que la comunidad internacional se ha comprometido a combatir los flujos financieros ilícitos como parte del Objetivo de Desarrollo Sostenible 16.4.

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© globalgoals.org, Rejilla de iconos con los 17 iconos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
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© globalgoals.org, Target media cards for SDG 16.4

Una lucha exitosa contra los flujos financieros ilícitos requiere un enfoque holístico, que incluya la implementación de los estándares de prevención del lavado de dinero y la lucha contra la financiación del terrorismo desarrollados por el Grupo de Acción Financiera (GAFI) y la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (UNCAC). Sin embargo, las interdependencias de estos marcos desarrollados a nivel mundial y la Agenda 2030 con sus 17 ODS aún no se han explorado lo suficiente. Las repercusiones y oportunidades para los países de ingresos bajos y medianos derivadas de la implementación de estos estándares y marcos requieren una mayor atención en el debate internacional.

La regulación excesiva puede tener consecuencias no deseadas y llevar a bancos y proveedores de pagos innovadores a cerrar sus negocios, especialmente en países frágiles, privando así a los más pobres de la sociedad de acceso a servicios financieros. De manera similar, la implementación desproporcionada y el cumplimiento excesivo de los estándares pueden "reducir” el espacio de acción de la sociedad civil. Al mismo tiempo, la sociedad civil y el sector privado a menudo quedan excluidos de expresar sus perspectivas y necesidades para contribuir a dar forma a la lucha contra los flujos financieros ilícitos.

En general, la lucha contra los flujos financieros ilícitos es un componente crucial para promover el desarrollo sostenible, y esto se puede lograr mediante una combinación de medidas que inevitablemente requieren un mayor nivel de cooperación internacional e intercambio entre sectores.